En un momento aparecieron dos cochazos, uno de ellos un mercedes negro del que salió el marabú. Una especie de autoridad islámica que aunque no es equivalente a un sacerdote debe ser algo similar. Este hombre cogió un micro y se puso a echar un discurso, supongo que religioso.
Este jolgorio y lujo contrastaba con la pobreza de las calles y con la presencia de niños Talibes abandonados a su suerte.
Fiesta de vuelta de un musulmán de La Meca
El día peor de consulta fue un lunes. El sitio era realmente horrible y para mi la mañana empezó fatal ya que me pusieron nada más llegar un niño de unos 5 años convulsionando supuestamente debido al paludismo que padecía. Lo peor es que allí no había nada, así que cuando Marta encontró una ampolla de diazepam que nosotros llevábamos la crisis cedió. Todavía se me pongo a temblar pensando en la impotencia del momento.
Por la tarde, al salir los niños se juntaron en la puerta y nos animaron con su alegría y risas. Y es que pese a todo los niños no pierden su felicidad. Aquí un brevísimo video (la tarjeta de memoria de la cámara ya no me daba para grabar mucho más).
El ultimo día los niños de la aldea nos hicieron una despedida. Primero hicieron una demostración de artes marciales y luego bailaron al son de los tambores. Menudo ritmo tenía, por supuesto nos sacaron a bailar a todas, pero menos mal que no se ve en el video.
Y hasta aquí los pocos videos que pude hacer en esos inolvidables días.
No hay comentarios:
Publicar un comentario