viernes, 19 de noviembre de 2010

Ya queda poco

Ya estamos metidos de lleno en los preparativos del viaje. Saldremos el Domingo día 21 y se supone que aterrizaremos en Dakar alrdededor de las 21:30. Vamos bastante cargados de diversas cosas. Yo llevo algo de material escolar, algún juguetico, dos libros, máscaras para aerosolterapia y una cámara, algunos medicamentos, dos libros (fotocopiados y encuadernados) en francés para dejarlos allí. También me llevo una bolsa grande de caramelos para repartirlos a los niños que nos salgan al encuentro por la calle. Además llevamos un cargamento aún más pesado lleno de curiosidad, deseos, miedos, alegrías y esperanzas, pero esto forma parte de todo gran viaje. En estas últimas semanas he estado ocupado con diversos temas aparte del viaje y no me ha sido posible ir metiendo nuevas entradillas (aunque no sé muy bien si en realidad alguien las ha leído).
Tenemos el problema que al parecer allí aunque hay conexión a internet, parece que no hay ordenador (eso debe ser algo parecido a tener unas alas sin plumas con las que poder volar). Begoña está haciendo algunas gestiones por si es posible conseguir uno, aunque sea de esos que pese un par de toneladas... Porque nos gustaría actualizar el blog desde allí y también comunicarnos con nuestras familias.
En estos últimos días he podido hablar con Foncho y Xavier, dos de los compañeros que fueron el año pasado, los cuales me han transmitido su ilusión por el viaje que aún tienen grabado en sus retinas. Esperemos que a nosotros no ocurra lo mismo, seguro que sí.



Aquí os dejo una foto de mi maleta, esto es sólo la superficie, debajo hay más.
Os dejo con una de mis pasajes favoritos de la novela de Paul Bowles, "El Cielo Protector", el cual os recomiendo (la peli no está mal pero el libro es mejor, como casi siempre):  "Entre el turista y el viajero la primera diferencia reside en parte en el tiempo. Mientras el turista, por lo general, regresa a casa al cabo de algunos meses o semanas, el viajero, que no pertenece más a un lugar que al siguiente, se desplaza con lentitud durante años de un punto a otro de la tierra (Yo añadiría y de su alma). El turista acepta su propia civilización sin cuestionarla y el viajero la compara con las otras y rechaza los aspectos que no le gustan.

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